El Grau Vell de Sagunto, tiene una importante y dilatada historia portuaria, ya que el viejo puerto de Sagunto fue en la antigüedad un preferente punto estratégico en el comercio por el Mediterráneo. Romanos y cartagineses se disputaban la ciudad, mientras los comerciantes de Sagunto vivían espectantes la temible situación. Instalados en las proximidades del puerto (fuera de la ciudad amurallada), trataban de sacar partido de aquel tráfico de gentes venidas de otras tierras. Así hicieron prósperos sus comercios. Sus clientes solían ser numerosos marineros que llegaban a Sagunto. En el 214 a.C. la ciudad es recuperada por Roma. Se inicia una etapa de esplendor de Saguntum y se reactiva un intenso tráfico comercial de Roma con Hispania. El puerto romano de Sagunto-que con toda seguridad contaba con un faro para orientar a los barcos- toma un marcado protagonismo en el comercio de ultramar. Bajo las aguas del Grau Vell, se encuentran sumergidos los restos de varias naves romanas, y parte del cargamento que transportaban en grandes ánforas y tinajas, además de lingotes de plomo. Pero sobre todo, lo que las aguas ocultan es una historia jamás contada.





La costa de Sagunto esconde bajos sus aguas un pedazo de esa historia de Roma. Allí se encuentra un ”yacimiento único en España” según investigadores como Carlos De Juan, que ha dirigido las últimas prospecciones. Según los últimos datos existen más de 30 puntos posibles de concentración de hallazgos». Otro aspecto interesante que aporta Carlos de Juan, es que parece que bajo el lecho marino de el Grau Vell, todavía «Pueden encontrarse restos de la vida diaria del puerto, mercancías muy diversas, utensilios e, incluso, lo que comían los marineros como huesos de animales», …En campañas anteriores las prospeciones ya habían confirmado la existencia de ánforas, fragmentos cerámicos, lingotes de plomo y de enormes bloques de piedra que pertenecen a una antigua construcción que, seguramente, soportaría el faro del puerto romano.

Además Carlos de Juan, explica que «Existen indicios importantes de la existencia de un pecio del siglo I d. C. que transportaba vino y que estaría situado a unos 200 metros mar adentro». Pero no es la única nave romana que podría aparecer sumergida en este punto. A unos mil metros de la costa, los expertos hablan de la existencia de un pecio «de cierta envergadura de época imperial que portaba salazones de pescado, probablemente procedentes del estrecho de Gibraltar.

Un convenio entre la Autoridad Portuaria de Valencia y el Ayuntamiento de Sagunto podría colaborar a que este valiosísimo tesoro histórico pueda ser conocido, recuperando algunas de estas piezas que siguen esperando, despues de dos mil años, en el fondo del mar.

Font: http://arquehistoria.com

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